La madre de Marco no estuvo de acuerdo del todo cuando agarró las tablas. Sobre todo después de quebrarse un brazo haciendo unos trucos. Ahora es un serio candidato a ser medallista en los Juegos Odesur.
Cuando comienza a rodar, el skate es casi como una extensión de su cuerpo. Al menos, así lo siente Marco Fernández, que a sus 19 años es un serio candidato a ser medallista del skateboarding en los Juegos Odesur.
Empezó con la patineta por pura casualidad. El hijo de la jefa de su mamá, se convirtió en su mejor amigo de infancia y a los 9 años sintió por primera vez la adrenalina de hacer trucos y deslizarse en una tabla.
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“Mi amigo tenía una tabla original y después su mamá le compró otra y esa más vieja me dio a mí. Nos íbamos a patinar en la calle. Una vez patinamos en Brasil, cerca de la playa. Fue algo increíble”, expresó el joven a Día a Día.
El atleta cambió radicalmente su rutina al darse cuenta que, solo con mucha pasión por el deporte que ama, no podría llegar a competir con los mejores.
“En junio fue mi primera competencia internacional en San Juan, Argentina. Ahí me supe del nivel al que debo estar si quiero vivir del skate. Entreno día de por medio en el gimnasio y así también patino”, reveló.
La madre de Marco no estuvo de acuerdo del todo cuando agarró las tablas. Sobre todo después de quebrarse un brazo haciendo unos trucos.
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“Primero no le gustó que patine, pero igual yo me iba a patinar. Ahora sabe que no me puede quitar el skate, sabe que es algo grande para mí y se da cuenta que puedo llegar lejos con este deporte”, expresó.
El anhelo más grande que tiene es poder ser deportista al 100%, ya que ahora hace pizza por pedido, para juntar el pasaje para sus entrenamientos.
“Mi sueño es que pueda hacer un gran papel en los Juegos Odesur y que me patrocinen y así dedicarme netamente al skate”, indicó.