Se le vio en poder de un grupo de cuatro jóvenes ofreciéndole en el semáforo.
Por José Amilcar Oviedo – Oliver se llama un añejo caniche de 19 años que se escapó en Capiatá, a la altura del kilómetro 23, ruta 1. Toda la vida era la compañía del papá de Marta Marecos hasta que este falleció.
La otra mascota que vivía con ellos también falleció y Oliver quedó ciertamente deprimido. “Ellos dormían con papá y Oliver se quedó solo”, indicó.
Al principio, le cuidaba la hermana de Marta, pero como ella trabajaba no podía atenderle lo suficiente. “Le traje a vivir en mi casa en Capiatá un martes y el miércoles salí a las 05:00 para llevarle a mi hijo a la escuela”, recordó.
Marta volvió a casa con tejido para colocar entre las rejas, pero ya fue tarde porque por uno de esos orificios salió a la calle. Eso fue el 23 de febrero. Solo una noche pasó en su nuevo hogar.
El caniche entró a la casa de una vecina que no le conocía. Ella le espantó y otro perro le persiguió alejándole mucho más.
“Me contaron que unos drogadictos que viven bajo el cable, a unas cuadras de mi casa, le vendieron por G. 20.000 en el semáforo”, comentó.
Ella publica afiches, comparte sus fotos en grupos de pobladores de J. A. Saldívar y otras ciudades cercanas, pero no tienen efecto.
Paladar hundido
Solo una persona se comunicó con ella y le comentó que fue testigo de cómo cuatro jóvenes ofrecían su mascota. “Él tiene un tumor sobre la ceja derecha, al tocar ya sentís ese bultito”, explicó.
Por su edad, Oliver perdió algunos dientes de abajo y tiene el paladar de arriba hundido. Quienes tengan información, comunicarse al (0971) 276-014.