Mañana y el viernes se celebra la caída de Stroessner. Hubo 20.000 torturados en “La Técnica”, dijeron.
Por José Oviedo Bareiro
Andrés Paiva (68) pasaba ayer por el centro de Asunción con su nieta de 18 años y aprovechó para mostrarle el Museo de las Memorias: Dictadura y Derechos Humanos.
Le mostró todas las herramientas de tortura que cuelgan en las paredes y le explicó cómo se usaban.
“Es la primera vez que ella se entera de esto. Quiere decir que en los colegios nunca le dieron noticia de esto”, lamentó el visitante.
Observó que su nieta temblaba cuando escuchaba los episodios de terror que duraron 34 años durante la dictadura de Alfredo Stroessner.
“Cuando yo nací, este señor subió como presidente, en el ‘54 y en el ‘89 terminó. Yo pasé por mucho. De noche salías, no tenías miedo de ladrones; policías era el tema”, afirmó.
Recordó que en las calles, cuando se cumplían las 10 de la noche, ya no se podía estar en grupo debido al “estado de sitio”.
En un salón cuelga una gigantesca foto de Stroessner rodeado de retratos de figuras como Pastor Coronel, Alcibiades Brítez Borges y Sabino Augusto Montanaro.
“El papá de Marito era secretario privado de este (apuntando al dictador), pero era tan burro que todo el mundo decía chistes por él”, indicó el hombre, quien en el momento de la entrevista tenía una remera del candidato de la oposición.
El Museo de las Memorias fue la antigua sede de la Dirección Nacional de Asuntos Técnicos del Ministerio del Interior.
Recibía el mote de “La Técnica”. Allí se realizará una visita guiada este sábado a las 16:00. El historiador Enrique Cosp derribará los mitos de los “progresos” que se atribuyen a la dictadura. La entrada será libre y gratuita.
El evento se realiza en conmemoración al 2 y 3 de febrero, fechas de la caída de Stroessner.
Daño psicológico de la dictadura
“Los presos que sobrevivieron se acercaron a contar cómo era la tortura. Impresionante lo que yo escuché”, recordó el encargado y guía, Martín Ibarrola.
Afirmó que entre seis a siete personas compartían en celdas estrechas. En una de ellas persiste una pileta donde torturaban con cadenas y descargas eléctricas.
“Sonaba la música dos horas antes de la tortura y era la parte psicológica para sacar información”, dijo.
Para los que no querían colaborar, tenían una celda con una ventana del tamaño de una mano donde quedaban sin alimento ni agua en la oscuridad.
En el museo también está estacionada una “Caperucita Roja”, una de las camionetas Chevrolet C10 Suburban de los años 1970.
Con ellas secuestraban a los perseguidos. Ibarrola estimó que 20.000 personas pasaron por l temida “Técnica”. La misma está ubicada sobre Chile 1072, entre Jejuí y Manduvirá. A modo de referencia, está a media cuadra del Mall Excelsior. Se abre de lunes a viernes de 9:00 a 16:00.
Confía en el tiempo
Martín Almada fue uno de los impulsores de este museo. Él fue torturado y durante ese tiempo su esposa Celestina Pérez murió atormentada.
El guía del museo, Martín Ibarrola, comentó que le hacían llegar camisas ensangrentadas de su esposo y que le llamaban por teléfono a su casa para que escuchara sus gritos.
Hoy, Almada, a sus 84 años está delicado de salud en el barrio Sajonia, olvidado, según Ibarrola. Sin embargo, él confía que en el futuro será engrandecido por sus aportes contra la dictadura.
«Pensamiento romántico»
La visita guiada al museo de este sábado es organizada por la Asociación Cultural Mandu’arä. El miembro, Carlos Von Horoch, coincidió en señalar que existe mucho desconocimiento en las nuevas generaciones.
“Estamos en una sociedad que lastimosamente tiene un romance con el recuerdo de la dictadura. Tendría que ser lo contrario”, dijo.
Recalcó que, a nivel mundial, el pensamiento que se tiene de los regímenes autoritarios es negativo. Comentó que toda Latinoamérica pasó en algún momento por al menos una dictadura durante la Guerra Fría, con excepción de Costa Rica.
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