Admirar el paisaje entre 100 a 400 metros es muy impresionante, cuentan los instructores. Las «voleteras» conquistan la altura.
Por Tania Sosa
La emoción, los paisajes, la sensación de la altura, son algunos de los motivos que llevan a las personas a tomar vuelo en parapente y paramotor.
La primera opción se realiza desde el llano, un camino plano. Con la velocidad y tracción de un vehículo, se logra alzar vuelto. Cuando se llega a la distancia deseada, se suelta el arnés enganchado al móvil con una soga y desde ahí, “se vuela libre”.
Luis Alderete, con experiencia de 25 años en el deporte, llegó a nuestro país hace un año y realiza este deporte como aficionado, pero también realiza cursos.
“Llegamos a volar a 400 metros. La vista es increíble. No hay límites de edad. Vienen niños de 4 años para adelante”, explicó a DÍA A DÍA.
Lo curioso es que el 70% de su público es femenino. “Son las que más se atreven. Si viene algún hombre es motivado por la novia”, indicó.
El costo de un vuelo “bautismo”, con ayuda de un instructor es de G. 650 mil. Por este mes, hay dos por uno. La práctica se realiza en Paraguarí.
Álvaro Alfonso (48) es aficionado al paramotor, muy parecido al parapente, pero propulsado por una especie de ventilador, desde hace 13 años. Con un grupo de personas se juntan para volar y para hacer vivir la experiencia a otras.
Las prácticas se realizan en Asunción, en Remanso, San Bernardino y Paraguarí. Se pueden realizar vuelos solitarios y también con un instructor.
“Para volar solo hay un curso de 30 a 45 horas de práctica. Para un vuelo recreativo, no hace falta instrucciones. Eso sí, todo depende del clima para salir”, explicó.
Alfonso indicó que los fines de semana son los días elegidos para salir a volar.
“Los de más experiencia, llegamos a volar sobre el Ybyturuzú, a 3.500 metros de altura. Los nuevos hacen 100 a 150 metros”, indicó. La opción para este deporte es de 750 dólares (G. 5.167.500 al cambio) si se hace el curso y G. 350 mil si es un solo paseo.