Motivación: hacen yoga y se «hidratan» con cerveza

El «beer yoga» está ganando cada vez más seguidores. Mueven el cuerpo y le bajan a la espumante.

El «beer yoga» está ganando cada vez más seguidores. Mueven el cuerpo y le bajan a la espumante.

Hacer yoga, sí, pero con una cerveza, mucho mejor. El «beer yoga» tiene sus adeptos en Dinamarca, que con el buen tiempo se reúnen numerosos en uno de los muelles del puerto de Copenhague.

Anne Lund, una jovial monitora de 40 años, congrega un miércoles de cada mes a dos a sus alumnos para hacer estiramientos y tomar unas cervezas al mismo tiempo.

«Son ejercicios de yoga totalmente básicos. A veces bebemos durante el ejercicio, a veces entre dos» movimientos, explica a AFP.

Al principio de la sesión, distribuye una lata a cada participante, que podrá utilizarla mientras realiza varias posturas.

Mantener el equilibrio

El jolgorio estalla cuando uno de los yoguis consigue mantener el equilibrio con una pierna y la lata en la cabeza, o también cuando logran beber sorbo a sorbo.

Una hora después, todas las cervezas están vacías, luego de tanto brindar.

El centenar de participantes, muchos con su alfombra, aprovechan el sol primaveral en un zona del puerto de la capital danesa. No hace falta ser un deportista curtido, sólo tener mucha voluntad y ganas de tomar.

Charlotte Mahaffey, una azafata de vuelo de 50 años, ha venido con una amiga.

«Todo el mundo empieza y (quiere) intentarlo, incluso si nunca han hecho yoga antes. Yo no soy una experta en yoga, pero intento hacerlo lo mejor que puedo, y beber al mismo tiempo», cuenta sonriente.

En el país de Carlsberg, una de las mayores cerveceras del mundo, esta bebida forma parte de la cultura.

Fue al final de una fiesta, hace cuatro años, cuando Anne Lund lanzó la idea con un amigo, dueño de una pequeña fábrica de cervezas y que ofrece las latas en casa sesión.

«Me encanta el yoga, pero también me gusta la vida y sentirme bien», dice, precisando que, aunque existen otras sesiones parecidas en el mundo, ella es la única en hacerlo en Dinamarca.

Con sus cursos, en los que participan hombres y mujeres de todas las edades, Lund busca que «la gente se sienta bien, que rían y vivan una experiencia agradable».