Niños abandonados al nacer encuentran refugio en controvertido hospital.
Por José Amilcar Oviedo
Cuando suena la alarma en el hospital Jikei de Japón, las enfermeras corren por una escalera para recoger a los recién nacidos en el “buzón de los bebés”.
Son dejados por sus mamás “que tienen vergüenza y mucho miedo” por creer que hicieron “algo horrible” al embarazarse, comentó el jefe médico a EFE, Takeshi Hasuda.
Se trata de un hospital católico de Kumamoto. En total, 161 bebés y niños fueron dejados allí desde el 2007.
“Un lugar como el nuestro, que no rechaza a nadie, (…) tiene mucha importancia” para esas jóvenes madres angustiadas, destacó.
En algunas ocasiones, las enfermeras alcanzan a las mamás que dejan a sus bebés en los buzones.
“Les proponemos compartir su historia con nosotros”, contó Saori Taminaga, empleada del hospital.
El equipo intenta garantizar la salud de las madres escuchándolas y aconsejándolas. Las animan a dejar informaciones que permitirán al niño conocer sus orígenes más tarde.
Prostitución
El doctor Hasuda dijo que algunos de los niños recogidos son “el fruto de la prostitución, la violación o el incesto”.
Sin embargo, el sistema tiene problemas para ser aceptado en Japón. El país utiliza un sistema de registro familiar que incluye los nacimientos y casamientos a través de generaciones.
