Un grupo de investigadores diseñó un guante inteligente que incorpora sensores y que ya ha demostrado su utilidad para ayudar en partos complicados.
Un grupo de investigadores, del que forma parte la ingeniera española Carmen Salvadores Fernández, diseñó un guante inteligente que incorpora sensores y que ya ha demostrado su utilidad para ayudar en partos complicados al detectar la posición del feto, aunque sus creadores consideran que sus aplicaciones pueden tener mucho más recorrido en la sanidad.
Salvadores, de 25 años y nacida en León (noroeste de España), en conversación telefónica con EFE desde el laboratorio donde trabaja en la Universidad pública de Londres (University College London) explicó que los médicos que colaboran con este equipo de investigación han validado la utilidad del guante para detectar la posición del feto e indicarles la fuerza que deben ejercer en la cabeza del bebé y evitar así riesgos.
El equipo de investigadores que ha desarrollado este guante inteligente está supervisado por el profesor Manish K. Tiwari y, además de Salvadores, forman parte del mismo los también ingenieros Biswajoy Bagchi, Priyankan Datta y Priya Gupta, y los médicos Shireen Jaufuraully, Anna David y Dimitrios Siassakos.
Los bebés
Las pruebas las han realizado con modelos de cabezas de recién nacidos que tienen en el laboratorio y han revelado que al ser sensores de fuerza también ofrecen ciertas pistas sobre la rigidez de los materiales que hay que utilizar.
Han tenido contacto, dijo, con mujeres que han pasado por partos difíciles para que evalúen el alcance de esta investigación y que han valorado especialmente que contribuye a que las parturientas tengan que ser sometidas a menos exploraciones en los momentos previos al alumbramiento, ya que en algunos casos tienen que ser asistidas hasta por cuatro especialistas si se detecta algún problema.
Cesárea
La investigadora reseñó que este guante es especialmente útil en el caso de las cesáreas, «en las que hay que hacer mucha fuerza y puede causar daños al feto».
También destacó que si este proyecto supera los distintos controles de calidad y seguridad, los guantes se fabricarán en serie y costaría menos de 1 dólar cada unidad, lo que sin duda facilitaría su aplicación.
Primero, un grupo de médicos ajenos a los que han participado en la investigación van a «probar» el guante en los modelos que existen en el laboratorio de la University College y posteriormente llegará el momento de hacerlo con personas, concluyó.