Una regla que obedecimos desde chicos y se transmite entre generaciones.
Una de las reglas sagradas de mamá y la abuela es: “Después de comer hay que esperar dos horas antes de entrar al agua”.
Cuando éramos chicos, esa norma era casi como un castigo, pero obedecíamos sin chistar, aunque la piscina estaba a pasos. La costumbre se transmitió de generación en generación, pero ¿es un mito o realidad?
Corte digestivo
Mamá y la abuela se llevan una estrella por su sabiduría: la regla es aprobada por los médicos.
El doctor clínico Carlos Melgarejo manifestó que entrar al agua sin lograr la digestión puede causar graves problemas en la salud. “Las mamás siempre estuvieron en lo cierto. Obedecer posiblemente nos salvó de la hidrocución”, apuntó.
En cambio, el doctor explicó que la causa no es el corte digestivo, sino el choque de temperatura del agua con el cuerpo.
“El aparato digestivo necesita de más calor para absorber los alimentos y dirige la mayor cantidad de sangre en esa zona, mientras que otras partes del cuerpo bajan la afluencia. Aunque nuestra temperatura sube, solemos tener frío durante la digestión”, señaló el médico.
Si durante la digestión nos metemos de forma brusca en el agua, se producirá la hidrocución, lo que coloquialmente llaman “corte digestivo”.
“Al contacto con el agua fría, la sangre que está en el estómago necesitará cubrir áreas claves como el corazón y el cerebro, de lo contrario se podría producir un paro cardiorrespiratorio”.
Los síntomas son: náuseas, vómitos y desmayos. La recomendación es esperar 2 horas después de consumir comidas abundantes y hacerlo de a poco. También después de tomar sol o hacer ejercicios.
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