Los factores económico y generacional impiden la emancipación de tener casa propia.

¿Por qué cuesta salir de casa de los padres?

Algunos consiguen la emancipación recién a los 30 años. El roce entre generaciones puede deteriorar las relaciones, sostienen.

Algunos consiguen la emancipación recién a los 30 años. El roce entre generaciones puede deteriorar las relaciones, sostienen.

Por José Oviedo Bareiro

Una mujer con su pareja y su hijo de 3 años viven en la casa de su padre, quien les exige económicamente más de lo que pueden dar.

Además, cada vez que el papá toma, les crea problemas. Su marido está dispuesto a tomar un segundo trabajo con tal de tener dinero para pagar un alquiler.

El acceso a la vivienda es un problema silencioso, “la salida de los padres es retardada”, destacó el sociólogo Henrique Ferreira.

Afirmó que está ligado al alto costo de los alquileres y las viviendas. “La gente no te va a expresar deseos de comprar una casa. No porque no quiera, sino porque ya asume que va a ser imposible”, expresó.

En España, la edad media para salir de la casa de los padres roza los 30 años. Es la edad más alta en toda Europa y Paraguay no está muy distante de ello.

“El clásico español está ligado a la vida universitaria. Ellos, por lo general, terminan el colegio, van a la universidad, después hacen maestría y después doctorado”, dijo.

El sociólogo destacó que en muchos hogares, tres a cuatro generaciones viven bajo el mismo techo.

Cada generación tiene su forma de ver el mundo y, por ende, hay muchos choques de carácter, manifestó.

“A veces, querés ir con tus amigos o con tu novia o novio y te ves complicado porque le podés molestar a la otra persona”, indicó.

Los regaños y las escenas deterioran muchísimo las relaciones. “Es un efecto de la no emancipación o de una falta de buena disposición de los espacios”, apuntó.

De hecho, según datos del 2012 del Instituto Nacional de Estadística (INE), el 11,6 % de los hogares en Paraguay tiene hacinamiento. Es decir, tienen más de 3 personas por dormitorio.

Sin objetivos

También están los hijos que se conforman con ser mantenidos. Ocurre más con la generación de los millennials.

“En ellos se encuentra una desorientación sobre qué es lo que la última realidad exige de ellos”, afirmó el economista Víctor Benítez.

Esto, atendiendo que la generación de los boomers (nacidos en 1946 a 1970) tenían claro que querían la abundancia de hijos.

Luego llegaron los X (nacidos entre 1970 a 1980), que buscaron el trabajo en grandes corporaciones, la independencia financiera de los padres.

Sus hijos son los millennials, que hoy se preguntan cuál es el propósito de su vida.

“La plata viene como consecuencia porque la generación X, aún sin plata, encaraba una familia y un trabajo”, expresó.

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